jueves, mayo 22

Pedir peras al olmo

A Bertha, quien desde la eternidad vive su vocación.
Por lo que hago y por lo que creo visitó escuelas secundarias de nuestro país, principalmente públicas, en diferentes latitudes y regiones. En casi 3 años de ofrecerles a las instituciones servicios gratuitos, buscando impactar positivamente a sus alumnos con un mensaje cimentado en valores universales, me ha tocado experimentar un sinfin de circunstancias.
Tengo de este recorrido anécdotas muy buenas, algunas sumamente alegres y otras de considerable movimiento a la reflexión. Hace apenas unos días, debí sumar a mi lista de experiencias una escena que no he podido quitarme de la mente.
Iniciábamos conferencia a las 10:40 de la mañana. Y digo "iniciábamos" porque no se dió la apertura del tema. Los profesores se encontraban en un desayuno que la dirección les ofreció a costa de dejar de hacer lo que supuestamente deben hacer para recibir una paga.
No había nadie frente a los grupos de alumnos que, dicho sea de paso, daban rienda suelta a su "hora libre" a lo largo y ancho del plantel. Y como siempre, se hizo la bolita, empezaron varias gresca; el gandalla, sabiéndo que el gato no está, procedió a hacer su festín y arremeter contra quien le parece más débil o fácil de humillar. Por otro lado, el fútbol era pretexto para que los varones direccionaran sus balonazos a cuyas compañeras deseaban agredir. Algunos de plano acostados en el suelo esperando, entre tanto griterío, poder pegar la pestaña otro ratito pues la arrancada de la cama aún se les notaba en el rostro. Nadie en los salones, todos en el patio.
El desayuno, seguramente un convivio muy interesante en el que se tomaron decisiones escolares de corte administrativo y pedagógico sumamente importantes y urgentes para la vida del plantel, se prolongó y retrasó nuestra actividad más de una hora y treinta minutos. Nuestro tiempo es flexible y no tuvimos más que aguantar el inconveniente del retraso. A fin de cuentas, pudimos dar la conferencia y cumplir con el objetivo de nuestra visita al plantel.
Pero éste evento, como en otras ocasiones, me sucitó una serie de preguntas:
¿cuánto es el tiempo que nuestros alumnos de secundaria pública en México dedican efectivamente al proceso de enseñanza-aprendizaje?
¿cuánto tiempo realmente hacen lo que supuestamente deben hacer al acudir a la "escuela"?
A estás preguntas, como por arte de la melancolía, se sumó el rencor del recuerdo de los lamentables resultados en las evaluaciones de la OCDE el año pasado; mezclándose, después, con las siempre presentes imágenes de vampiros magisteriales exigiendo más prestaciones, más aumentos, más de todo a costa de seguir dando lo mismo.
Sé que hay escuelas públicas de gran valor, he estado en ellas y me ha sorprendido la capacidad de acción, aún sin presupuesto oficial, de varios directores y maestros. Estos profesores de pocas escuelas hacen realidad el sueño de cualquier teórico educativo pues su compromiso es un motor de cambio en su comunidad, su labor facilita y hace posible el proceso de enseñanza y motivan al alumno a superarse constantemente. Pero como digo, son los menos.
Me convenzo cada vez más que "el profesor" es una especie en extinción ante la depredación del "maestro burócrata de pacotilla" que se ha dedicado a socavar sindicatos, a alterar estilos educativos, conformar planes irrealizables, ufanarse en peticiones, desgatarnos a todos la paciencia y poner al país en aprietos. Nos dan discursos todos los días de la importancia educativa, pero son discursos que no sirven, palabras que no viven, ejemplos impracticables. Y en esto desde el presidente hasta el comisionado del sindicado por cada uno de los planteles. La misma palabra prometedora fraudulenta de siempre.
Bueno, pero cierto es que dicen que no debe uno pedirle peras al olmo...y sobre todo, no dar perlas a los cerdos...a estos cerdos que corroen nuestro país como un cáncer maligno que ya, hoy en día, parece inextirpable. ¿Cuál es la cura?, ¿cómo solucionar el problema?
No encuentro la respuesta y por ello comparto contigo mi molestia.
P.D. A aquellos profesores de vocación, en forma atrasada, les deseo lo mejor en el mes en que se conmemora su día. Por ustedes se cumple la posibilidad de la esperanza que, aún en momentos de encono, puede verse a la lejanía en el horizonte de un México Posible.

jueves, mayo 8

1 cubana / 100

Hoy Milenio.Com publica la columna de Eliseo Alberto, primer premio Alfaguara de Novela por Caracl Beach en 1998. Me llamó la atención el título "Generación Y", consideré que sería algo relativo a los jóvenes y por ello me dí unos minutos para leerla. Revísala aquí.
La columna aunque me no cumplía con ser una interpretación de una cierta generación juvenil me permitió encontrarme con una juventud excepcional, diferente y grandiosamente expresada. Se trata de la historia de Yoani Sánchez, la única cubana en la reciente lista de Times sobre las personalidades más influyentes del mundo, y quien recibirá hoy mismo el premio "Ortega y Gasset" por parte de El País España en la especialidad de periodismo digital. Lo recibirá en espíritu pues el gobierno cubano, que raro, no le ha permitido salir.
Me ha asombrado conocer su historia, pues nos permite ver a alguien que, viviendo en la Habana misma, se atreve a mostrarnos a otros su vida diaria y reconocer en ella las influencias de un régimen cadavérico y agotado.
Cuba vivirá una verdadera transformación en estos años, y no será producto del Partido, ni del Granma, ni de Fidel, ni de Raúl y toda la bola de adultos mayores revolucionarios y achacosos. Será un cambio de mentalidad en la percepción de una nueva generación que sueña con la libertad, de este sueño, quizá el más hermoso, Yoani es prueba contundente. Su pluma transforma, su palabra trasciende fronteras y autoritarismos baratos. Vale la pena que visites su espacio, aquí te dejo la liga y un video.

miércoles, mayo 7

La poesía de lo mínimo

“El tallo entre las piedras” toma su nombre de uno de los ensayos que constituyen el corpus de artículos, reunidos y traducidos por Ma. Teresa Meneces, que proyectan parte significativa del trabajo periodístico y colaborador de Claudio Magris en el Corriere della Sera.

El libro inicia con una conversación entre la traductora y el autor celebrada en diciembre de 1999 con ocasión del natalicio de Borges. Dicha obertura no tiene demérito pues nos permite percibir las opiniones de un hombre soberanamente preocupado por la cultura y su expresión mediante la obra de otro visionario extraordinario que, curiosamente, tuvo la vista limitada. El título de este diálogo resume la obra del triestino a la cual algunos nos apegamos con alegría y cimentada confianza en una nueva vuelta de tuerca para la humanidad: “Que el desencanto no sofoque la esperanza”.

Una vez pasada la página última del diálogo inicial se nos permite entrar a un universo de viajes, lugares, autores, expresiones, y narraciones que al más puro estilo del autor nos permiten conocer la cultura humana mediante el vehículo de su expresión en un contexto europeo.

Iniciando y proyectando el análisis desde Trieste recorremos sin desplazarnos físicamente la delimitada región de mitteleuropa abriéndonos paso al resto del mundo y sus infinitos confines; éstos comparten con el punto de partida lo universal humano por el cual todos podemos identificarnos con todos, derribando las fronteras de los estados políticamente entendidos y abriendo los lazos culturales que nos configuran.

Partiendo de la taberna del pueblo, conociendo a los autores, poetas y artistas locales, el lente de la cámara narrativa de Magris amplía su visión revelándonos autores, poetas y artistas universales cuyo impacto a la cultura no determina pero influye considerablemente el devenir de los últimos años.

Nombres de buena prensa como Tolstoi, Orson Welles, Faulkner, Benjamin, Bobbio, Musil, Kapuscinski, Ibsen no son más importantes que Besie Baldwin o Marion Wulz, ni que el rabí que baila o el padre que admira junto a su hijo a Velázquez. Lo pequeño entonces se nos revela con toda su grandeza. La habilidad de presentación que Magris hace de las personas, y después de sus obras o sus actividades, es extraordinaria. Es un encuentro con la persona que actúa, no con las acciones de alguien que nos parece distante y del que poco podemos aprender. El encuentro con el detalle es un encuentro con la poesía de lo mínimo que nos permite ir ascendiendo a comprensiones mayores, que nos facilita como lectores sabernos parte de una herencia cultural asombrosa y de la cual podemos, en mayor o menor medida, participar.

Creo que en nuestra parchada concepción de un mundo global es necesaria la voz de más autores como Magris que rescatando lo “micro” de la cultura humana nos permitan entender, y proyectar a nuevos horizontes, su grandeza. Pues no es más quien más tiene sino quien comparte aquello que posee sabiendo que, al final de cuentas, en esta vida toda posesión es temporal.

Para a quien esto interese:

MAGRIS, Claudio., El tallo entre las Piedras., Trad. María Teresa Meneces., Ed. Cal y Arena., México., P. 390., ISBN: 968-9183-02-8.