martes, agosto 18

Uno de a veinte







La psicología le llama "insghit", el sentido común le podría decir, en una reducción mexicanista, "me cayó el veinte". En términos coloquiales puede entenderse como una comprensión intelectual y emocional que la persona experimenta respecto determinada realidad.

Hoy fue uno de esos días en que se levanta uno distinto, diferente, con ganas de reflexionar y analizar. Dicen que esos momentos son pocos en la vida pues sumergida como puede estar en el marasmo de la rutina de la vida cotidiana, que a veces es consuelo a veces fatiga, de vez en cuando emerge a la superficie para una nueva bocanada que la recargue de aire existencial y le permita continuar con su cadencia y ritmo predominante.

No creo que esta comprensión sea un altibajo, sino que simplemente es un convencimiento de experimentarse diverso a quien venía siendo uno mismo pero con la continuidad propia de que no se ha perdido, ni renunciado, a la identidad.

Desde hace tiempo podía sospecharlo, intuirlo, pero hoy lo he tenido en claro. Dejé a la familia en casa, caminé mientras pensaba y pude percatarme. Mi vida es, hoy por hoy, mucho menos nostálgica de lo que era en el pasado. He de reconocer que tuve épocas, sino depresivas, si un tanto cuanto anhelantes de todo aquello que me gustaría que sucediera y que no sucedía. No sé, si pueda aplicarse plenamente la idea de la nostalgia, pues ésta es una pena por una dicha perdida y no por una no alcanzada, pero creo que con la finalidad de explicarmelo a mí mismo, el término puede adaptarse adecuadamente.

Hoy me congratulo de cada cosa que tengo en mi alrededor, y lo que antes quisiera que sucediera ni en mi mejor ensoñación ha ocurrido nunca si lo comparo con cada uno de los segundos que ahora vivo.

Me cayó uno de a veinte y sé que eso me permite librarme de las cadenas que uno mismo va construyéndose sobre realidades posibles pero nunca concretadas. Creo que el ritmo que la vida va dándose a si misma, como he mencionado antes su cauce que se asemeja a un río, le depara a uno sorpresas y experiencias como esta: ¡experimentarse tal como uno es, sin preocuparse tanto por las expectativas y alternativas posibles sobre uno mismo y su entorno, es una gran satisfacción!.

Definitivamente el hoy es mejor que el ayer en cuanto tenemos la posibilidad de exprimirle cada una de las gotas al jugo refrescante de la exisistencia.

P.D. A mis lectores les aguardará, por cierto, en la inmediatez de los días venideros, el inicio del "Diario de paternidad" donde podré alcanzar a dilucidar más de estos centavos de comprensión, pero no sólo sobre su seguro servidos sino sobre la experiencia de ir olvidándome de mí para abrirme a quienes seguirán este camino y seguramente muchos otros. Estamos a menos de tres semanas, la emoción crece y no sé si me quepa en el pecho.

domingo, agosto 2

Un viacrucis moderno


Es el tema del servicio en México un verdadero viacrucis de nuestro tiempo. Pocos establecimientos, prestadores de servicios y empresas comprenden la lógica del cliente, que no tiene nada del otro mundo y que podríamos reducir a: "que te atiendan, y que te atiendan bien".

Dentro de la cuestión de los servicios, es importante, por no decir trascendente, la información que el prestador o empresa proporciona a su potencial cliente en forma previa al gasto que éste último está considerando efectuar. El tema de mencionar con detalle lo que el servicio incluye y lo que no aunque nos pareciera sentido común no es tan común como debiera. Lo hemos descubierto a base de experiencia. Más de 6 nosocomios diferentes consultados respecto los paquetes de cesárea. He aquí nuestras conclusiones:

1. Ninguno de los hospitales ofrece el mismo tipo de servicio. Todos incluyen variables diferentes y hay que sentarse a estudiar el menú como si se fuera a pedir un plato...es importante analizar la guarnición y considerar si el "ingrediente extra" no sobrepasa el presupuesto originalmente considerado. En el hospital privado, a diferencia del restaurante, no te permiten lavar platos si has quedado a deber algo, ahí practican una especie de secuestro express...si no pagas, no sueltan a los tuyos y el cuentononón tenderá a incrementarse y generar un círculo vicioso que terminará por aplastarte. Entonces, salida fácil, el diablo junto a la oreja te recuerda el crédito "libre" en tu plástico de cabecera y terminas asintiéndo.

2. El precio mínimo ronda los 25,000 pesos. El máximo parece incuantificable para nosotros los clasemedieros. Además, con la excusa esa de que tu familia "lo vale" quieren hacerte vender el alma. Pues lo público, seamos sinceros, es como jugar a la ruleta rusa. Te puede ir muy bien, pero con la tradicional suerte que rodea a los "Sampieri", por lo menos a mí, sería mejor abstenerse pues el plomazo, de la única bala, es altamente probable.

3. En 5 de 6 hospitales privados te atenderán con la punta del pie, ni una sillita pa sentarte y espérate a que la Srita de Informes te dé sus conclusiones, respecto lo que ella ha inferido o le han podido decir sobre lo que el paquete incluye. ¡Cuidado! el paquete incluye y no incluye muchas cosas que las personas de informes ni siquiera sospechan, no son personas confiables. Vale más un prestamista, pues ese te engaña con la intención de cobrarte más, éstos por el contrario te engañan por pura desidia o indiferencia.

4. En 5 de 6 hospitales, nunca te dicen, indican o sugieren que tendrás a tú cargo dos cuentas. Una por la mamá y otra por el bebé. Lo inferimos, descubrimos, y analizamos por nuestra parte. Gracias por los informes oportunos que esclarecen el panorama y que nos permiten tomar una mejor decisión.

5. En todos los hospitales privados consideran que la mayor plaga de la humanidad tiene menos de 12 años. Punto final, estás tratando de traer un niño al mundo, eso sí es negocio, pero si quieres que tus hijos conozcan al recién llegado o puedan ver a mamá, eres un pobre iluso. Los niños y los hospitales no se llevan. Me pregunto entonces por qué, a mi abuela convaleciente en un hospital, la mejor medicina que podían darle eran dos enanos adorables. Si es cierto que los peques pueden ser mal portados, pero cargan con una energía y vitamina que "contamina a los enfermos". Mi conclusión en este punto es que los HP (hospitales privados, hubiera abreviado desde el principio, ¿no es cierto?) comprenden que si entran niños pequeños los enfermos se recuperan más rápido por la vitalidad que les inyectan y entonces sus ganancias se van al piso...en los públicos, la verdad, es que yo creo que no los dejan pasar nomás por chingar. Pero ese sera tema de otro post.

Continuaremos el recuento, el viacrucis continua y todavía no llegamos a las primeras estaciones.