lunes, julio 18

Andanzas Tamaulipecas, primera parte




Es curioso como hay sitios, expresados en espacios del tiempo, que a uno se relacionan sin que uno tenga plena conciencia, a veces ni existencia, de la trascedencia que habrán de tener  en nuestra vida.

Esa es una idea recurrente en mi reflexión, y la experimento a plenitud cuando la vida, por uno y otro motivo, me permite tocar el mismo espacio, que no el mismo lugar porque el  tiempo avanza, donde quienes me anteceden dejaron su paso y su huella aunque ya nadie reconozca los caminos por los que anduvieron. Probablemente sólo yo me pongo a pensar en estas cosas; ¿alguien hará memoria de mis pasos cuando yo no esté? Me consuela pensar que sí, espero en Dios que así sea no por vanagloria sino por ese deseo de conocer el origen, la raíz, y aquella primera pisada de un camino andado por otros en el que uno sigue, paso a paso, la vida como tantos otros anteriores y tantos más venideros.

Me ha pasado en Huatusco, que no es mi tierra pero sí de mi familia; una experiencia similar al recorrer Dorfmark, al otro lado del mundo; sé que podría experimentar algo parecido si toco algún día la tierra del norte de Italia…incluso en la pequeña localidad de Mata Oscura, donde vió la luz mi abuela Bertha.

Hoy estoy en el lugar en el que nació mi abuelo materno, y desde aquí esa idea de conocer el origen no deja de dar vueltas como cuando en la habitación, oculto en la somnolencia de los ojos cansados, un mosquito molesto nos hace cansada y larga la noche. Sé poco, y lo que sé, lo he ido construyendo con lo que generosamente otros me han ido compartiendo. Hasta, dentro de todo, formarme una propia opinión.

Vine al mundo, literalmente, después que él; nací poco antes del cabo de año en 1981. Y la mejor imagen que tengo es exactamente igual a la fotografía sempiterna que ha acompañado las fotos de la familia en casa de mi madre. De pie, apoyando el cuerpo más en una pierna que en otra, con gesto pícaro del que se sabe triunfador y los brazos un tanto caídos. Recuerdo, y no sé si mi imagen incluye cosas que la foto no, una pluma en el bolso de la camisa; igual, me parece ver, y no sé si me equivoco, una agenda negra, de esas pequeñas, en el mismo bolsillo. El contexto es, según yo, su rancho de “La Candelaria”. No sé quién tomó la imagen, ni en qué momento fue, pero debo agradecer a ese autor anónimo pues, sin saberlo, le ha dado rostro a la imagen que ha construido mi recuerdo sobre una relación (abuelo-nieto) que nunca existió.

Aquí, donde me encuentro, nació. En esta misma zona que ahora piso mi “oma de México”, el rostro más amable que recuerdo, curtido por los años en el que siempre encuadraba una sonrisa, tuvo y crío en los primeros años a sus hijos. Alguna función diplomática cumplía mi bisabuelo en el puerto de Tampico. Aquí creció algunos años y de aquí salió, según tengo claro, rumbo a Alemania donde habría de conocer a mi abuela y de ahí, derecho, vengo a aparecer, muchos años después, también en latitud golfo de México, pero en otra coordenada.

¿Cómo fue por aquí su infancia? No lo sé, y con esa simple pregunta podría enlistar toda otra serie de interrogantes, algunas descubiertas con los años, otras seguramente serán, para siempre, preguntas sin respuestas.

La historia de cada uno de nosotros se compone, se forma y se alimenta, por todo un conglomerado de sucesos, pequeños, grandes, heróicos, mediocres; pero en todos, subyace siempre, un cierto anhelo de curiosidad, una pregunta constante por el origen, por la semilla (recuerdo ahora Viaje a la Semilla, de Alejo Carpentier), por esa coincidencia que no hace casualidad sino causalidad.

Ahora me encuentro de nuevo con una ciudad, diferente y cambiada a la última vez que la visité, y según recuerdo, cada que me ha tocado pasar por aquí me parece encontrar algo más de mi pasado aunque a fin de cuentas la experiencia, al saber tan poco, se asemeje al hombre que en medio de un desierto cree haber descubierto un oasis.

martes, julio 5

Referencia básica

Agradecido con mi esposa y mis hijos por este regalo de día del  Padre 

Cuando uno vive, y muere, es correcto llamar biografía al relato de la vida que puede construirse. Y en ese arte, en el de narrar los detalles y contextos de una vida, existen grandes exponentes. Dentro de la literatura la biografía es todo un suceso, existen incluso no pocos lectores que su única visita al mundo de las letras tiene como guía la figura de algún ilustre personaje. Hay en la biografía también ese estilo matizado con la novela, que a mi juicio enriquece, y también lo hay el que tiene como guía, en forma parca y poco ocurrente me parece, únicamente la cronología cuyo único chiste es marcar un inicio y un final, y entre ellos, la cadencia de los años en donde algún suceso importante en la vida del reseñado cambiará el destino y llevará a la construcción del personaje. En fin, biografías y estilos para todos los gustos y diversos intereses. 

Todo cambia, sin embargo, cuando la santidad del personaje es una arista que o bien sobresale o bien significa el culmen de la existencia de aquél cuya vida se reseña. La biografía tiene un límite, y cuando hablamos de un personaje al que, públicamente, se le reconoce como "santo", es más correcto hablar de "hagiografía".

Entrando en el terreno de dicha narrativa, es que me parece que "Por qué es Santo.El verdadero Juan Pablo II", escrito en colaboración por el postulador de la Causa de Beatificación, se constituirá como una referencia básica en la hagiografía de Juan Pablo II que de su muerte a la fecha va perfilándose. No será, la reconstrucción y presentación de su vida, obra de una sola pluma pues estoy seguro que muchas concurrirán a lo largo del tiempo pero sí me parece que este texto será una referencia angular al interés de develar la vida de Karol Wojtyla. 

Para quien no está familiarizado con los detalles de la vida de Juan Pablo II éste texto se presenta como un adecuado y breve compendio que perfila al personaje más allá de una cronología, aunque como detalle incluye una síntesis de la misma, y nos permite tal como se presenta en el texto descubrir y entender a Karol Wojtyla "desde dentro". Desde la interioridad en la que podemos enmarcar muchos de los sucesos en los que le tocó jugar un rol protagónico hacia dentro de la Iglesia, en primer lugar, y hacia el mundo en el que le tocó vivir, en segundo término. 

Para quien está familiarizado, en forma previa, con la vida de este Papa el texto enriquece la visión al presentar matices y detalles del proceso de la causa de Beatificación pues incluye, sobre sucesos ya narrados previamente, la óptica de los "testigos" que presentan desde luego un ángulo complementario a lo que el lector con conocimiento previo tiene por sabido. Además, existen detalles reunidos que se presentan como primicias y sobre los que, la lupa hagiográfica, podrá dentro de poco ahondar mucho más. 

Este texto es entonces una referencia básica, un punto de partida, para mayores obras hagiográficas que están por venir y que nos permitirán, a quienes nos interesa, conocer un poco más sobre la inspiradora figura de Juan Pablo II. 

Íncipit

Un día, una de las hermanas que servía en el apartamento pontificio vio a Juan Pablo II particularmente cansado y le confió que estaba "preocupada por Su Santidad". "Yo también estoy preocupado por mi santidad", le respondió al vuelo el Papa con una sonrisa.
Para a quien esto interese:




ODER, Slawomir, GAETA, Saverio., Por qué es Santo. El verdadero Juan Pablo II, por el postulador de la causa de su Beatificación., Trad. Patricia Orts., Ediciones B., Barcelona., p. 186, ISBN: 978-84-666-4570-6