viernes, septiembre 30

Chilangoniversario (1a parte)


http://www.jcdelolmo.es/blog/2007/03/13/recuerdos-de-mexico-df/



Este agosto que se ha escurrido sin darme cuenta, ya estamos casi en Octubre, representó para mí una conmemoración que a través de esta serie de entradas en el blog quiero alcanzar a dilucidar. Festejé entonces una decisión, añejada por 12 años. 

Tratando de entender no puedo más que comprender que en este presente mío se han unido, cual conspiración, el pasado y el anhelo de futuro que en aquél entonces se abría ante mí como un horizonte para contemplar, como un sendero de múltiples destinos. 

Siendo sincero tendría que decir no he hecho otra cosa más que salir de mi contexto y aventarme a la aventura de crear uno propio, diverso y diferente a aquél que me dio origen; este cambio, esta contraposición de mi principio, ha originado una ramificación de nuevas aperturas y he logrado conjuntar un verdadero racimo de comienzos. Ciertamente, por ejemplo, mis hijos son de esto un ícono viviente. 

Yo no hice algo distinto a lo que mis padres, en su momento y en su circunstancia, realizaron. No he sido pues el primero en "emigrar". En casa, por ambos bandos, se había hecho antes. Y no sólo en el caso de  mamá, por ejemplo. Con no pocos esfuerzos, y hartos sacrificios, cada uno por su cuenta pero a cierto modo con caminos en instantes paralelos, en instantes perpendiculares, emprendieron la partida dejando atrás el pequeño pueblo para dar forma al estudio, a la profesión, en el contexto ampliado de una ciudad que rebasaba por mucho al pequeño pueblo del que provenían. Quiero expresar con todo esto que continué una inercia, pero sido capaz, gracias a la Buenaventura, de imprimir un ritmo propio al asunto este de posar los pies en suelo extraño. Parecerá trillado pero cuanta razón de aquél trovador argentino: 

"Luego fue tiempo de estudios, con regresos a menudo pero con plena conciencia, se iniciaba un largo viaje, solo de ida el pasaje y así me ganó la ausencia"
Llegué a México D.F. en 1999 sin tener claridad de que aquí habría de quedarme, aunque bien es cierto que tampoco era mi intención regresar. Navegué entonces al horizonte sin saber que siempre éste existiría delante de mí. En aquél entonces pensaba que podía lograrse mucho en poco tiempo, ahora veo que en mucho tiempo he ido conformando pequeños pasos, apenas una huella, cimentada sí, pero huella y nada más. Debo decir en mi defensa que no caí en el cliché del provinciano, tantas veces ridiculizado por los que aquí estaban antes que uno, con todo y sus pocas pertenencias inmersas en una mal armada caja de huevo. Cobijado por la familia no me faltó maleta, coloqué en ella, al lado de la ropa, los accesorios personales y un altero de libros envueltos entre afectos y recuerdos, entre ilusiones y esperanzas. 

Viajero incipiente en aquél entonces me vi obligado a adaptarme a una nueva realidad. Divertido es ahora considerar que aquél horizonte de cielo azul se llenaba paulatinamente de smog chilango, una constante todo este tiempo.

Continuará...

lunes, septiembre 26

Volver a Casa

Como parte de mi desempolvada a "El Padre del Hijo Pródigo" de José María Cabodevilla, unas palabras de Péguy.

De todas las palabras de Dios,
ésta ha despertado el eco más profundo,
el más antiguo y el más nuevo,
el más reciente.

"Un hombre tenía dos hijos"

Desde hace miles de años viene haciendo llorar
a innumerables personas, ha tocado el corazón
humano en un punto único, secreto, misterioso,
inaccesible a las demás palabras de Dios.

Durante todos los siglos y en la eternidad los hombres
llorarán por ella y sobre ella, fieles e infieles,
por toda la eternidad hasta el día del Juicio
y hasta en el mismo Juicio.

Ésta es la palabra de Dios que ha llegado más lejos,
hijo mío, la que ha tenido más éxito temporal y eterno.
Es célebre incluso entre los impíos, y ha encontrado
en ellos un orificio de entrada, y quizá es ella sola la que
permanece clavada en el corazón del impío como un claro
de ternura.

Puesto que él dijo: "Un hombre tenía dos hijos"
Y el que lo oye por centésima vez, es como
si lo oyera por vez primera.
¡Que punto sensible ha encontrado en el corazón
del hombre!
Un punto de dolor y desgracia, y esperanza, un
punto doloroso y de inquietud, como un golpe
que produce una huella en el corazón del hombre,
un punto en el que es preciso no apoyarse, un
punto de cicatriz, de sutura, de cicatrización
sobre el que es necesario no apoyarse.

Es la única palabra de Dios que el pecador
no ha ahogado en su corazón; después que
esta palabra ha mordido su corazón, ya nada
borrará la huella de sus dientes.

Una palabra que acompaña, que le sigue a uno
como un perro; se le golpea pero sigue, como un
perro maltratado que vuelve siempre a uno.
Y es que ella demuestra que no todo está perdido,
que no entra en la voluntad de Dios que se pierda
uno sólo de estos pequeños.

Cuando el pecador se aleja de Dios, arroja al borde
del camino, en las zarzas y entre las piedras, como
si se tratase de cosas inútiles y embarazosas, los
bienes más preciados, los más sagrados, la palabra de
Dios, los más puros tesoros.

Pero hay una palabra de Dios que nunca arrojará
y sobre la cual el hombre ha llorado tantas veces.
Es una bendición de Dios que no arroje esa palabra
a las zarzas.
Y es que no tenéis necesidad de ocuparos de ella y
de llevarla a cuestas, pues es ella la que se ocupa
de vosotros y de hacerse llevar, es ella la que sigue,
una palabra que sigue, un tesoro que acompaña.

Las otras palabras de Dios no se atreven a acompañar
al hombre en sus mayores desórdenes,
pero verdaderamente esta palabra es una desvergonzada,
no tiene miedo, no tiene vergüenza,
y tan lejos como vaya el hombre,
en cualquier país, lejos del hogar,
en las mayores tinieblas,
siempre habrá una claridad, lucirá una llama, un punto de llama
siempre velará una luz, que no será puesta bajo el celemín,
siempre lucirá una lámpara: "Un hombre tenía dos hijos". 

Charles Péguy

Para a quien esto interese:

  • Evangelio según San Lucas (15, 11-32), búsquelo en su Biblia de cabecera. 

martes, septiembre 13

Algunas frases #Benedicto XVI


En estos últimos días me he dado a la tarea de revisar a fondo "Jesús de Nazaret" de Benedicto XVI...un gran pendiente entre mis lecturas pendientes. Me encontrado con esto, a mi juicio, grandes expresiones de un sólido pensamiento, condensadas en pocas páginas. Al reflexionar sobre las tentaciones de Jesús en el desierto el Papa señala:

Aquí aparece el núcleo de toda tentación: apartar a Dios que, ante todo lo que parece más urgente en nuestra vida, pasa a ser algo secundario, o incluso superfluo o molesto. Poner orden en nuestro mundo por nosotros solos, sin Dios, contando únicamente con nuestras propias capacidades, reconocer como verdaderas sólo las realidades políticas y materiales, y dejar a Dios de lado como algo ilusorio, ésta es la tentación que nos amenaza de muchas maneras. 

En este mundo hemos de oponernos a las ilusiones de falsas filosofías y reconocer que no sólo vivimos de pan, sino ante todo de la obediencia a la palabra de Dios. Y sólo donde se vive esta obediencia nacen y crecen esos sentimientos que permiten proporcionar también pan para todos. 

...quien sigue la voluntad de Dios sabe que en todos los horrores que le ocurran nunca perderá la última protección. Sabe que el fundamento del mundo es el amor y que, por ello, incluso cuando ningún hombre pueda o quiera ayudarle, él puede seguir adelante poniendo su confianza en Aquél que le ama. Pero esta confianza a la que la Escritura nos autoriza, y a la que nos invita el Señor, el Resucitado, es algo completamente diverso del desafío aventurero de quien quiere convertir a Dios en nuestro siervo. 

En el curso de los siglos, bajo distintas formas, ha existido esta tentación de asegurar la fe a través del poder, y la fe ha corrido siempre el riesgo de ser sofocada precisamente por el abrazo del poder. La lucha por la libertad de la Iglesia, la lucha para que el reino de Jesús no pueda ser identificado con ninguna estructura política, hay que librarla en todos los siglos. En efecto, la fusión entre fe y poder político siempre tiene un precio: la fe se pone al servicio del poder y debe doblegarse a sus criterios. 

sábado, septiembre 10

La forma y el fondo

Obtenida de http://www.freejpg.com.ar 

Estamos acostumbrados a que nuestros ojos alcancen a ver lo inmediato; para ver un poco más allá tenemos que hacer el gesto de afilar la mirada: contraer el rostro, apretando fuerte, para lograr esa concentración física que nos permite descubrir algo que al principio no fuimos capaces de observar. En no pocas ocasiones tenemos que volver a mirar nuevamente, a buscar ese resorte de conocimiento que es el asombro. 


Si nos pasa regularmente esto con las cosas que están a simple vista nos pasa, necesariamente, con la reflexión sobre algún tema. Muchos vemos únicamente lo que está a tiro de piedra y siempre nos costará más trabajo descubrir aquello que está un poco más lejos del corto alcance. Es ese "misterio" que podemos encontrar en todo aquello en que reparemos por más de 5 minutos. 

Hoy todo tiene que ver, pues, con la forma. Con lo que alcanzamos a mirar. Pero también hoy y siempre, todo tiene su origen, en algo que rebasa la simple percepción. Acostumbrados a la mirada comodina generalmente no ponemos a trabajar nuestras más grandes potencialidades. Y la vida, con sus misterios, puede pasarnos delante mientras perdemos el tiempo en nimiedades. 

Este cambio de época que aún nos toma por sorpresa es el predominio de la forma respecto el fondo, es la representación viva de que los medios reemplazan a los fines. El fondo, está extraviado, si alguien lo ve: ¡avise! ¡es urgente!

Hoy creemos, por ejemplo, que con más fuerza pública y la misma educación mediocre, podremos salir adelante. 

Hoy postulamos que la legalización significaría la "vuelta a la normalidad" pero no estaríamos dispuestos a pagar el costo del incremento del consumo, con todas sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo. 

Hoy afirmamos que es necesario hacer reformas estructurales, pero no se considera que una revolución en valores, derechos humanos y concepción sobre la dignidad de las personas, sea la verdadera "estructura" que requerimos. 

Hoy nos perdemos en discusiones partidistas, intereses mezquinos, rivalidades, conflictos de poder, y se nos olvida el ideal de un pueblo tolerante, incluyente, y rico en oportunidades. 

Hoy buscamos licencias chuecas de negocios aparentemente "ilegales" en lugar de acotar al crimen organizado, seccionarlo y reducir su acción desde los ámbitos económicos y sociales. En lugar de rechazarlo, lo ensalzamos, lo presumimos, lo promovemos. 

Hoy nos clasificamos como "izquierda", "centro", y "derecha", cuando las personas no encuentran un eje para una subsistencia digna. A la gente real, esa clasificación, le tiene sin cuidado. No le sirve en lo más mínimo. Ya ha descubierto que todas esas posiciones "geopolíticas" derivan en la misma bazofia. 

Hoy México, pues, tiene un gran problema de visión...su reflejo en el espejo es una bizarra interpretación de sí mismo. Es como si definiéramos nuestra vida desde el peor día de nuestra existencia. México se está describiendo a sí mismo por la forma difusa de hoy y no reflexiona por el fondo que le ha brindado 200 años de unidad. ¿Qué viene después de esto? 

Creo que a todas y todos, en la trinchera en que estamos, nos corresponde afilar la mirada y pasar de lo inmediato a lo sustancial. Se nos irá la vida si no empezamos a mirar más allá de nuestras narices.