jueves, agosto 30

CALUMNIOSUS

Imagen obtenida de: http://www.m-x.com.mx/2010-07-26/la-patria-imaginada/

Cada tres años y cada seis se repite una formulita muy simpática. Fulanito diputado/senador electo y/o fulanita diputada/senadora electa se presentan ante las instancias correspondientes para rendir protesta en el inicio de su "encargo". 

La fórmula en esta ocasión, muy parecida a las anteriores por cierto,  fue la siguiente: 

“¿Protestan guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Senador de la República a las LXII y  LXIII Legislaturas del Congreso de la Unión, que el pueblo les ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión?”
 -LOS CC. SENADORES ELECTOS: “¡Sí, protesto!”
 -EL C. PRESIDENTE DE LA MESA DE DECANOS, “Si así no lo hicieren, que la Nación se los demande”.
 Enhorabuena. (Aplausos)
He transcrito de la versión estenográfica de la sesión constitutiva del día de ayer en el senado, puede verse aquí. De seguro existe algo igual para los diputados, no vale la pena, considero buscarlo, pues en sustancia es lo mismo. Deseo anotar que (Aplausos) no es adición mía, ni siquiera creo que sean de la ciudadanía, es la loa de los políticos sobre sí mismos. Un proceso que, seguramente infla su autoestima, pero que no parte de la valoración y estimación de terceros. 

Reparé en una frase simbólica del "rito", pensándolo bien, ¡he reparado siempre en ella!. Por eso lo he señalado con negritas. 

¿Cuántos años, sexenios y generaciones, nuestra Patria ha demandado pero no ha sido escuchada? ¿Cómo demanda la Patria sino en el grito lastimoso de la pobreza y de la injusticia? ¿Cómo no escuchar a la Patria y su clamor en tantos millones de mexicanos en situación de supervivencia extrema? ¿Cómo no oír el clamor de tantas gargantas que no sólo piden pan sino también un sitio en el aparatoso, pero hueco, espectro político y social del México de nuestros días?

Creo que he encontrado la respuesta: ¡la Patria demanda, es cierto, pero su clamor es apagado por el aplauso que el político se brinda, generoso y redentorista, a sí mismo!. 

¿Cómo oír, claramente, la demanda de la Patria? Considero que todos, desde nuestra trinchera, deberíamos reclamar e impedir el aplauso premeditado, deberíamos hacer todo por arrancarlo de nuestra cultura. Que se aplaudan quienes después de su "encomienda" han transformado la realidad y la han hecho mejor, más humana, más cercana; ¿por qué permitimos que el político se aplauda cuando inicia, cuando no nos ha brindado ningún resultado?. Yo por lo pronto, en los actos en los que me invitan, he tomado por bandera no aplaudir. Pienso que puede suceder como con las hadas en Peter Pan (si dejas de creer en ellas, desaparecen); tengo la esperanza de que dejar de aplaudir de manera premeditada nos acerque más a los logros y menos a la zalamería. Pero no es pecaminoso reconocer que la mayoría de nuestros políticos viven, con sus acciones, su eterno acomodo en el presupuesto   (esta legislatura es un reencuentro de exalumnos de la vida chupeteadora), en el País de Nunca Jamás...nunca Jamás oír la demanda de la Patria. 

jueves, agosto 23

Cavilaciones pasajeras publicaciones venideras


La educación implica esperanza y la esperanza a su vez requiere una gran disposición del ánimo y del interés personal. En esta época nuestra, donde el tesoro del saber humano está más a nuestro alcance que en épocas precedentes, parece que hay poco interés a conocer y descubrir el significado de la realidad que nos envuelve. El mosco de la curiosidad no ha podido picarnos, parece que tanto estimulo le ha sentado mal a la digestión.

Muchos han dicho que el problema ya no radica en el hecho de conocer sino en la selección ordenada y útil de lo mucho que podemos comprender.

Requerimos trabajar en nuestra habilidad de traducir un estímulo y encontrar significados precisos,; debemos insistir en la apropiación, en hacer nuestro el conocimiento, disfrutar del hecho mismo de conocer algo sin saciarnos completamente. Siempre debemos guardar el apetito para aquello que nos espera detrás de cada página. Nuestro ánimo debe movernos, nuestra capacidad de aprendizaje debe ser sacudida, debe dejarse despertar.

No hablo de futilidades, como la ensoñación aquella del "despertar de la conciencia"; hablo del apetito intelectual, de la gana de conocer y transformarmos mediante la información y la formación en la mejor versión posible de nosotros mismos.

Para mí este proceso inició con la lectura, hace ya varios años del "Nuevo Arte de Pensar" de Jean Guitton; prestigiado filósofo francés que pone sobre la mesa la necesidad de sacar partido del asombro, de la fascinación por sabernos parte del mundo, de un mundo nuestro pero en el que, curiosamente, también resultamos ciertamente extraños.

Hoy, por las actividades que realizo, el orden que deseo es imprimir a mi esperanza es la continuidad de mi educación como cultivo de la reflexión y de la vida en mi espíritu de aquellos mensajes importantes y trascendentes, aquello que no puede dejarse pasar. Con este ánimo me he vuelto a acercar al recuerdo de este texto (pues cometí el error, garrafal, de prestarlo -era joven en aquellos dias y pensaba que se me devolveria- ¡oh, complicaciones!) en una nueva lectura de un trabajo complementario al primer texto de Guitton: "El trabajo intelectual".

Creo que es necesario también, aunque ya lo he mencionado en el blog, agradecer la lectura, en estos momentos críticos de mi desempeño en diversos temas, de Sertillanges. No cabe duda que los buenos escritores a veces encuentran excelentes editores que son capaces de reunirlos.

Me gustará platicarles, en las proximas entregas, de estos dos textos que hoy por hoy considero lecturas de fondo, de esas que apoyan tu formación en cuanto profesionista y que te ayudan brindándote orden en el caos de la producción escrita de aquellas ideas que te apasionan. 

P.D. Sigo anclado en Bratislava y he quemado otro cartucho de tinta de pluma, esperamos vengan más.



jueves, agosto 16

Retazos

http://www.quebarato.cl/search?q=retazos+cuero+sintetico
Según lo que me han dicho, y espero no me engañen, en todo negocio o comercio, más de los que uno puede alcanzar a considerar, existen sobrantes. No todo se vende siempre, no todo interesa a cada oportunidad, no todo puede "salir". Creo que hay tratados muy específicos sobre aquél mito comercial de la "rotación" de producto. En México, solemos promover la vieja práctica de poner en "oferta", de ofrecer por retazos, por piezas ya poco funcionales. También esa venta denominada "saldos" es popular.  Pero nada como el genial Chava Flores, con su hit musico-cultural "Vamonos al parque Céfira" donde nos muestra que también puede "sacarse" lo que ya no "vende" en términos románticos. Aunque es vídeo lo que a continuación se presenta ruego al lector concentrarse en la letra; si se quiere puede consultarse aquí.


Hoy he pensado que hay muchas cosas que nuestro País pudiera sacar en oferta, aunque pienso que no hay muchos interesados, por ejemplo, en comprar a nuestros "eficientes" figurines de la política...esa sí es pedacería y no retazos. 

Este post de hoy, inspirado en la retazería, será catártico para sacar aquellos temas que se han quedado atorados en el tintero y de los cuáles no tengo garantía alguna de que alguien quisiera adquirirlos y por ello no pretendo escribirlos. 

Para mayor facilidad me permito enlistar los títulos probables de entradas que nunca habrán de publicarse: 

  1. La paradoja del reencuentro familiar con despedida incluida, embutida de recuerdos, celebrada a la distancia de un suspiro. 
  2. Del complicado deporte donde los patos cazan escopetas, mismo que se practica en el país donde el ganado patea los pesebres. 
  3. La utopía de una izquierda con manejo responsable del dinero público y con sistema de ahorro para el retiro paulatino de programas populistas. 
  4. El triunfo de la ciudadanía frente a los intereses partidarios. 
  5. Los alumnos universitarios con gran actitud ante sus estudios y pleno compromiso, asumido hasta morirse en la raya, por su novel actividad. 
  6. De cuando la señora (perdonen la palabra, pero es cita textual) "encabronada" descarga en quienes propician el origen mismo de su (nueva disculpa solicitada, reitero cita textual) "encabronamiento" y no con quienes le miran. 
  7. Los hospitales humanitarios y accesibles al bolsillo de quien los necesite. 
  8. Los colaboradores que, aunque usted no lo crea, efectivamente colaboran. 
Creo que la mamá de Céfira, con todo y los múltiples hijos, tendría cierto talento para vender estos retazos, si es que alcanzó a "sacar" el cuero viejo, desde luego. 

P.D. He seguido la corriente del Danubio, estoy a las puertas de Bratislava. Vamos a seguir navegando. 

jueves, agosto 9

Nula empatía

http://deportes.starmedia.com/londres-2012/



La imagen se ha repetido, dentro de ciclos definidos, de manera constante cada cuatro años.

Probablemente ahora los televidentes podemos ser un poco más conscientes y críticos respecto lo que observamos. Remarco, podemos. No quiere decir que lo seamos. Muchas veces seguimos como espectadores a pésimas prácticas de difusión de nota y de posición de “interés periodístico”. Pongo un ejemplo.

Un compatriota, o una como en este último caso ha sido frecuente, alcanza la gloria olímpica y se convierte en figura. Pobres de aquellos, por el contrario, que no alcanzan la meta, pues son señalados con múltiples adjetivos cuidadosamente seleccionados para tatuar el fracaso en su trayectoria.

Es cierto que todos, quienes observamos las competencias que se dan en los juegos olímpicos, estamos expuestos al riesgo de la clasificación maniquea; pero tal vez los reporteros, y demás corresponsales de los medios de comunicación, sean más proclives a experimentar lo que podríamos llamar “suspensión moral” frente al derrotado compatriota. Pues no se detienen a considerar lo que ésta pérdida para el ser humano que tienen enfrente significa.

Tienen delante a alguien que ha invertido los últimos cuatro años, por lo menos, en transformar su existencia en disciplina. Todos los días, todas las horas, todos los momentos concentrados a la exigencia del deporte a nivel competitivo. Sólo ellos, quienes han vivido este desgaste, conocen a detalle la cantidad de renuncias, sacrificios, dolores, complicaciones, abandono de vida social y/o afectiva que han sufrido. Han fracasado en su intento y el reportero, muchas veces obtuso, se atreve a preguntar un monumento a la estulticia: “¿cómo te sientes?”

No hay otra manera de explicar este absurdo que el hecho de considerar que el "brillante" reportero se ha desconectado de su pensamiento y de su sentido humano. Pero podemos pensar un poco mal, pues la ingenuidad, contrario a lo que se piensa, no es tan común como se cree. Más plausible es que el sensacionalismo de obtener el quiebre afectivo del atleta es el objetivo del reportero. Así lo parece pues confrontan, son incisivos y repetitivos, buscan algo más que la impresión del atleta. Es como decirle: “tú no ganaste, y a costa de tu derrota, yo me afirmo en mi profesión”; la nota entonces no es lugar alcanzado, muchas veces un verdadero logro en sí mismo, sino la contabilidad exacta de los mililitros derramados en lágrimas antes del colapso y de la pérdida del habla de quien ha visto frustrado sus sueños y su tiempo. Hay una verdadera falta de empatía y una desconexión moral frente al caído.

Dentro de la jungla por obtener la nota, porque no puede considerarse otro mejor ejemplo, pocos son los reporteros que he visto sobreponerse a los 5 minutos de gloria perversa (una alegría malsana) que la vida, como coyuntura les ofrece; sí hay quienes desconectan el “interés periodístico” para conectar el corazón y la compasión humana. Esos reporteros también merecen medalla.

He aquí otra arista ética y de dignidad que los medios tienen como área de oportunidad, ojalá el criterio editorial tuviera más elementos de sensibilización y menos de escarnio. Y ojalá también los televidentes pudiéramos ser plenamente críticos y censurar a los reporteros deshumanizados que nos ofrecen convertirnos en réplicas pequeñas de ellos mismos. Clonación de monstruos, renuncia a la misericordia. 

jueves, agosto 2

3 intentos y 4 ejemplares







En esta vida nuestra la perseverancia suele ser pedagogía. En los intentos, aunque se frustren, podemos encontrar cierto tipo de sentido. Sin embargo hay que tener claro que un intento no es pletórico como un logro, es apenas una copia al carbón que no termina de retratar lo que se busca alcanzar. Es tener en las manos un negativo que no se alcanza a revelar adecuadamente en su contenido ni en su arte.

Pienso en una hoja en blanco que sólo tiene algunas palabras, mal garabateadas que están condenadas al doblez circundante. Lo que pudo haber sido se pierde en una simpática bola de papel que va a parar al cubo, o en estos tiempos ambientales nuestros, a la bandeja de reciclaje.  

Ya he hablado de Claudio Magris, aquí, por acá, también aquí,  y aquí. No pretendo ser repetitivo, sino que quiero hacer patente que en ocasiones, en la mayoría, a pesar del disfrute que me produce seguir su pluma, ha sido para mí un escritor complicado. Han existido textos a los que he tenido que acudir en más de una sola ocasión, han existido frases que me han obligado a buscar la actitud adecuada para poder valorarlas. A veces soy el explorador de una selva densa y tupida en la que debo internarme, en otras ocasiones, en medio de la planicie de las letras, me seco como en el desierto sin gota de comprensión que me permita continuar la jornada. La lectura, aquí sí, con este autor, ha sido sacrificio, sangre, sudor y lágrimas. Pero develar una hoja, no la obra entera, al pasar de un capítulo al otro, me reconforta. Siento que mi intento se va transformando en logro en la medida en que atisbo algún resplandor de comprensión. Ahí es cuando me emociono y es cuando me derrota mi poca cultura y poca capacidad de seguir un viaje sencillo, cruzando apenas Europa Central. Cuando creo que he llegado a la comprensión pierdo el eje y no continúo como debería.

Tres veces he intentado viajar con él a lo largo de "El Danubio”; sólo ahora en el último esfuerzo mi escasa comprensión ha podido alcanzar el fulgor de la pluma viajera y recrearme en el modo adecuado para derrochar cultura, descripciones y narraciones de lugares, viajes dentro del viaje, personajes, situaciones y particularidades propias de todo drama y vida humana.

Sin embargo estoy ahora más empeñado que nunca, he de encontrarle el sentido, y estoy resuelto a transformar este intento en logro. Si bien la lectura ha sido accidentada, me queda claro que también los libros le llegan a uno en el momento adecuado. Ahora, a diferencia de mis pasados pasos por esta obra, sí encuentro ritmo y orden en el universo-crónica-diario-novela-cuento-ensayo-curso-historia que este viaje particular revela al lector que gusta del sufrimiento de lo mucho en lo poco.

Así como en el texto se habla, y se discute, comprobando incluso con propia vista, que el Danubio surge de algún grifo que alguien ha dejado abierto, así me parece que toda esta historia tiene principio una mano que ha abierto la llave y la ha dejado correr sola, por su cuenta, intrincada, caprichosa. Al río prominente de la historia llega, como afluente, mi percepción en los diversos intentos y esta nueva cruzada más reciente.

Como cierre de estas desordenadas reflexiones es justo decir que este libro, dentro de mi biblioteca, ha ocupado cuatro veces los estantes. Cuatro ejemplares de un solo texto. Con la descripción del destino de estos me despido por esta semana.

Primero. Corresponde al primer intento. Lo inicié en un viaje carretero, posterior a la lectura inicial de las primeras páginas, tuve a bien perder el texto en algún autobús de pasajeros pues se “deslizó” de mi mochila. En mis ires y venires de hace muchos años suelo pensar que el libro siguió, sin mí, su propio viaje, pues viaje es y en viaje se convierte. En ocasiones lo recuerdo, “primero”, pues así le he llamado, debió quedarse esperando en el autobús un buen rato a que alguien le encontrara. Puede ser el chofer o quien limpia después de los viajes ¿qué habrán hecho con él? Me apego a la bondad humana y sé que habrán compartido el ejemplar con alguien a quien sí le interesara. Otras noches tengo pesadillas viéndolo en la basura, desecho, destruido por mi irresponsabilidad. Triste entonces amanezco.

Segundo. Lo compré en una noche del Fondo de Cultura Económica. Uno de esos atracones de los cuales ya me he rehabilitado. Fue en Avenida Universidad, frente a la plaza, dieron vino, llevaron a Humberto Vélez, el actor de doblaje que hacía de Homero Simpson. Una buena noche en compañía de otro bibliófilo, ¿te acuerdas @zaldinski? Segundo correspondió al tercer intento, paradójicamente, y es el que ahora me acompaña en los trayectos.

Tercero. Cuando lo compré mi mente obnubilada no recordaba la noche del Fondo de Cultura Económica. Al llegar a casa, supuestamente yo con algo “nuevo” muchas veces deseado, aún con el dolor de la pérdida de “primero” me percaté al acomodar en estantes, que segundo tenía primacía y había confundido el tiempo. Pero en la librería que visité, aquella vez, estaba en oferta y pensé que no podía dejarlo pasar. Sorpresas te da la vida!. Sin embargo, este fue el ejemplar de mi segundo intento fallido. Ahí sigue como recuerdo que lo que no empieza bien rara vez termina bien.

Cuarto. Fue un regalo; lo compré a sabiendas que tenía otro, pero que ese otro no podía regalarlo (tengo por mala maña marcar mis libros y hubiera sido un pésimo detalle a mi juicio). Sin embargo de este libro tengo la seguridad que volverá, tarde que temprano, pues quien lo recibió tiene por costumbre, de cuando en cuando, regalarme lo que yo le regalé. Pensé en este ejemplar como regalo específico de mi “orgullo alemán” que de vez en cuando se asoma, y consideré, acompañándolo de una conmovedora carta, que tendría sentido en la medida en que se valorara mi interés por la cultura alemana de la que provengo en cierta forma. No sé si el regalo, y la carta, hayan servido a ese fin pero esa fue mi intención.

Hoy entonces el marcador va en 3 intentos y 4 ejemplares, ¿lograré la anotación que me brinde el triunfo? Seguiré en la espera, busco hacer viaje del viaje. 

P.D. Aún es justo y necesario hablar de Magris en "Conjeturas sobre un sable" y "Utopía y Desencanto" otras dos joyas que tengo, que fueron logros en el primer intento y, lógicamente, de las cuales solo tengo un ejemplar.