viernes, febrero 22

El mito del hombre civilizado

Imagen obtenida de: http://maq2115.blogspot.mx/2012/08/leonardo-da-vinci-y-el-hombre-de.html
A partir de la renuncia del Santo Padre Benedicto XVI, hace ahora poco más de una semana, he procurado seguir el oleaje desatado por un hecho sin precedentes en los últimos 600 años. Ciertamente una noticia como esta en un mundo globalizado como este, y con los medios que ofrece para estar actualizado, no es de suyo una tarea compleja. Cualquiera puede hacerlo, sólo se requiere un poco de habilidad para clasificar y distinguir entre una avalancha de notas, columnas, editoriales, opiniones y más opiniones. Gracias a diversos contactos he podido descubrir la percepción de un suceso como éste en otras latitudes; por mi parte, he decidido seguir las notas que se han venido publicando en los principales periódicos mexicanos. 

Ciertamente mucho que decir y comentar sobre tantas versiones, visiones y alternativas supuestas. No deja, sin embargo, de sorprenderme que quienes más buscan hablar del tema sean quienes se dedican de forma sistémica a ver en la Iglesia una de las peores caras de la humanidad en todas las épocas. Si tanto la Iglesia está a la deriva, si se revuelca en su destrucción, habría que reconocerle que ninguna otra institución ha paralizado la opinión pública mundial como sucedió el lunes 11 de febrero. Me guardo en general de presentar aquí los adjetivos,algunos muy creativos habría que decirlo, empleados por un buen número de "recientes expertos en catolicismo" porque, aunque son de dominio público, no veo el caso hacer aquí resonancia. No considero que abonen de profundidad a un análisis certero. Una cosa es una postura crítica y otra muy diversa es el insulto, aunque en este México nuestro creemos que crítica es sinómino de desprecio y que el desprecio no merece la más mínima crítica.

En el fondo de todas estas argumentaciones existe algo que he dado en llamar "el mito del hombre civilizado"; en los albores de una nueva época mundial a la que recurrentemente nos convocan, se ha de dar el advenimiento del hombre "liberado" de las cadenas de la religión y el oscurantismo. He aquí unas características específicas, breves anotaciones a modo de elementos básicos, para comprender a lo que me refiero:
  1. El "hombre civilizado" no debe incluir la variable religiosa cristiana y de conciencia moral del así llamado "occidente"; el progreso se conquista con la ciencia y por la ciencia se "liberará el espíritu" de las ataduras de la vieja dictadura de Dios. Y cuando se habla de Dios se específica, lógicamente, el Dios Cristiano y su terrible "imperio" ideológico del Cristianismo (sobra decir, "que tanto daño ha hecho al género humano"). Por otra parte, cualquier religión no convencional (reciente conformación y grandes toques de New Age) es alabada y tenida en gran estima por el "hombre civilizado" del siglo XXI pues conduce a la anhelada liberación. La religión a modo, diría yo, es el toque que caracteriza a la "tendencia dominante". Por otro lado es justo reconocer que Dios puede llamarse Dios sí y solo sí está dispuesto a cumplir lo que el hombre quiere para sí mismo. Nada de pedir un cambio y una conversión, si Dios nos hizo hombres debe aguantarse con su creación y quedarse callado, fuera del ámbito humano. En la civilización del siglo XXI pareciera que Dios es el eterno deudor del hombre.
  2. El "hombre civilizado" siempre debe externar una opinión favorable al "progresismo moral". Este progresismo debe estar fincado en aquél dicho picaresco: "nada es verdad, nada es mentira"; con este pensamiento relativo con el que se justifica cualquier conducta los medios son fines y los fines son medios. No hay nada que en términos absolutos sea "bueno" o "malo". Ya el brillante autor Robert Spaemman nos ha mostrado dos aristas del relativismo con las cuales podemos plantar una respuesta fundamentada (a quien interese sugiero pueda revisar este pequeño librito "Cuestiones Fundamentales").
  3. El "hombre civilizado" no sólo debe aceptar el aborto, la eutanasia (sobre todo cuando se disfraza de eugenesia), el homosexualismo, la contracepción y el control poblacional de los ricos sobre los pobres, la fertilización in vitro, la experimentación con seres humanos desde su etapa más primigenia y demás conjunto de "bellezas", sino que, ante todo y ante todos, debe ser un "activista", un "líder comunitario" que lleve luz a las comunidades en "oscurantismo" y que mediante su "carisma" contagie a todos los seres humanos la avasallante civilización del hoy y del mañana. El lema adaptado: "haz patria y nación, aniquila una creencia" parece tener un gran fundamento hoy en día. 
  4. El "hombre civilizado" debe llevar a cabo la renovación moral de los otros sin preocuparse por su propia renovación. El cambio es "allá afuera donde está el problema", y el problema, por "lógica", no puede corresponder a la esencia civilizada de la persona en óptica individual. Los individuos son libres y entonces esa libertad les permite, desde su óptica, ser siempre buenos, cooperadores, preocupados por la sociedad, por la educación, por la política, por la salud y un largo pasillo lleno de etcéteras. 
  5. El "hombre civilizado" debe ser tolerante con quienes piensan como él; pero debe arremeter, con firmeza y fiereza, con quienes piensan distinto. Debe hacerlo de forma "delicada" (lo que incluye insultos, agresión física cuando se pueda, dennostación del adversario y todo un altero de atentados a la dignidad humana) pues nadie debe percatarse de que el pensamiento, por sí mismo,  puede ser el origen de "nuevas civilizaciones". Capaz que las personas piensan diferente a la "mayoría" y ese riesgo no lo podría correr la "civilización". Divertido como el progreso, si un día parece "conservador" cae de la gracia de la opinión pública; eso nos lleva al siguiente punto. 
  6. El "hombre civilizado" tiene claro que cualquier cosa que pueda clasificarse como "progreso" es algo que merece ser apoyado; por el contrario, cualquier cosa que sea digna de preservarse debe ser criticada. El lema en este sentido sería: "todo para adelante ni un paso para atrás". En el hipotético caso de que se descubriera que hay error en el "progreso", la equivocación queda solventada y justificada en sí misma  por el empeño de conseguir el "progreso". La civilización que se pisa y come la cola al mismo tiempo no sería un problema doctrinal ni existencial. 
  7. La realidad, la verdad, inclusive la biología, deben someterse a las decisiones de voluntad del "hombre civilizado". Si la realidad, la verdad y la biología no coinciden con la voluntad, con la decisión personal e individual, es problema y responsabilidad de la realidad, la verdad y la biología; la culpa y las consecuencias de este "divorcio" existencial nunca serán del individuo quién, por medio de su libertad, ha decidido configurarse a sí mismo como algo que no es y sobre lo que nadie puede opinar. El "hombre civilizado" es para sí  mismo una potencial fuente de imaginación, todo lo que puede "pensarse" puede ejecutarse, pareciera decirse a sí mismo. 
  8. El "hombre civilizado" tiene en el mercado y en el Estado a su grandes aliados. No necesita de otros seres humanos mientras cuente con dinero en la bolsa. El "hombre civilizado" se basta a sí mismo mientras sea rico, si es pobre debe trabajar para no necesitar de otros y "civilizarse". La dependencia, en su sentido más original "necesitar de otros", es un crimen imperdonable. El Estado, mediante sus funcionarios, políticas e instituciones, deberá encargarse de permitirle al "hombre civilizado" ser un "hombre civilizado"; cuando el Estado no cumple con esta obligación "civilizadora" atenta contra la dignidad humana. Dicho sea de paso es lícito para el "hombre civilizado" que el Estado deba obligar a todos a ser "civilizados" por ello puede emprender por ejemplo, campañas a favor de todo lo comentado en el punto 3. Pero puede también, aunque los algunos rehúsen la "civilización", obligar la inmediata "civilización" de todos los hombres y para ello podrá invertir toda la fuerza que esté a su alcance promoviendo los puntos comentados en el numeral 3 de este listado. 
  9. El "hombre civilizado" hace surgir nuevos "derechos humanos" cuando le es conveniente. Los así llamados derechos humanos no brotan de la humanidad de los hombres sino de su voluntad, y del viento que sople en el momento mismo de tomar una decisión. Se siembran y se cosechan cuando se quiere; de igual forma la cosecha puede ocultarse en el granero si es conveniente a la "civilización". Debe garantizarse como derecho humano cada una de las conquistas que a placer ha venido logrando la "civilización" en medio de un mundo de "bárbaros" y "nativos". Todo "progreso" es derecho humano y no se tiene el humano derecho a disentir. 
  10. El "hombre civilizado" entiende por educación el grado académico que se alcance, entiende por servicio y ayuda a otros su propio beneficio cuando pueda lograrse. Comprende como participación social la alabanza del progresismo y sus redundantes beneficios económicos para otros implicados, que desde luego no aparecen en la primera parte de la pirámide económica. 
Ante este mito y panorama quisiera seguir, si me lo permiten, siendo todo lo "incivilizado" que pueda. Mejor nativo que "culto" en el ámbito aquí descrito. Prefiero seguir siendo humano cuando aún se me permita, mañana puede ser que la "civilización" invente otra categoría para describirme y, he aquí lo divertido, utilizarme. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Lo mío ya fue, ¿tú qué dices?