martes, abril 29

Juan Pablo II es Santo (Segunda Parte)



Seguimos con la revisión de los puntos comunes por los cuales busca demeritarse la reciente canonización de Su Santidad Juan Pablo II, misma que acabamos de celebrar el pasado domingo 27 de abril. 

El autor Juan Carlos Ortega Prado (en el enlace que puede verse aquí), refiere ocho puntos; ya hemos revisado los cuatro primeros en la entrada anterior. Toca el turno a las últimas cuatro razones del por qué, para el autor y la revista que lo publica, Karol Wojtyla no es verdadero Santo. 

5. Ataque contra los teólogos disidentes

Dice el autor: 

Juan Pablo II atacó con todo la Teología de la Liberación, que afirmaba que no hay iglesia sin el pueblo (lo que debería ser una redundancia, pues en griego “ekklesía” significa comunidad, reunión, pueblo…). Aseguraba también que el reino de Dios también puede ser de este mundo y que los sacerdotes deben vivir, acompañar y ser pobres. La Congregación de la Doctrina de la Fe (entonces liderada por Joseph Ratzinger) condenó al ostracismo a algunos de los más eximios representantes de esta escuela: Leonardo Boff, Jon Sobrino, Camilo Torres y Samuel Ruiz.
Otro caso es el del Hans Küng, quien sin ser teólogo de la liberación era considerado progresista. También a él se le prohibió dar clases.
Nuevamente falta de precisión,  y mucha. Vamos por partes, lo que fue en su momento clarificado por Roma, tanto por el Papa como por el entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, es la frágil unión entre el cristianismo y el marxismo, en el híbrído proporcionado por los exponentes a los que nombra el autor. No menciona el Señor Ortega al Padre de la Teología de la Liberación, el Peruano Gustavo Gutiérrez, quien no se empeñó en los modelos marxistas como encuadre para el ejercicio del cristianismo. Recientemente, Gustavo Gutiérrez ha estado en Roma presentando un libro prologado por el Propio Papa Francisco. 

Que el Papa Wojtyla condenara ideológicamente el marxismo no significa que no comprendiera la labor por y en favor de los Pobres, sería oportuno que el autor se diera algún tiempo para conocer "la opción preferencial por los Pobres" motivada con renovado impulso por parte del Papa Polaco. 

Para conocer una mejor interpretación de esta problemática, se recomienda la lectura atenta de tres encíclicas del ahora Santo, donde queda clara su postura ante el "sueño" teológico de la unión marxista y cristiana en un movimiento social carente de eclesialidad: Laborem Exercens, Sollicitudo Rei Socialis y Centesimus Annus. Así como la Instrucción sobre algunos aspectos de la Teología de la Liberación

Para conocer las comunicaciones de la Congregación con algunos de los referidos teólogos donde les pide precisar puntos confusos de su teología, preciso también lo siguiente:

  • El Caso de Jon Sobrino, ciertamente inicia en tema de investigación en la parte final del Pontificado de Wojtyla, pero es dada la notificación de índole pública (que consta en documentos) hasta el año de 2006, ya siendo Papa Benedicto XVI. Puede consultarse aquí y aquí
  • El Caso de Leonardo Boff puede consultarse aquí
  • El Caso de Hans Küng es distinto tal como reconoce el autor, pero por causas diversas. Es reconvenido ciertamente por la Congregación en una primera ocasión en el año de 1975 (previo a Wojtyla y Ratzinger); y en una segunda, y definitiva en 1979 (en esta ocasión ya está Wojtyla en la silla de Pedro pero no es Ratzinger el prefecto, sino el Cardenal Franjo Seper). La visión de la dupla Wojtyla-Ratzinger bloqueando a Hans Küng cae estrepitosamente. Pueden verse las dos notificaciones aquí y aquí
  • Sobre los otros dos casos del Obispo Mexicano Samuel Ruíz y de Camilo Torres, no hay en los documentos públicos de la Congregación que el autor refiere una sola mención a ellos. Puede consultarse la lista de documentos desde el año de 1966 en este enlace. Por esto mismo seria bueno que el autor del texto de Proceso nos indicara dónde la congregación condena al "ostracismo"; puede ser que el autor considere en el caso de Ruíz el retiro por edad obligada en el año 2000, por el Código de Derecho Canónico de la Iglesia,  ¿a eso se refiere? Por otro lado, Camilo Torres muere en 1966 en combate, pues siendo sacerdote asumió la lucha armada en la guerrilla en Colombia; ¿cómo puede condenársele al ostraicismo por la dupla Wojtyla-Ratzinger? El autor no lo explica, me parece que escribe más con la viscera que con la cabeza. 


6. Intromisión en asuntos de otros gobiernos

Dice el autor:

El Vaticano es un país. Y el papa, un jefe de Estado (absolutista). En este sentido se espera que respete a la comunidad internacional. Arguyendo su misión divina se metió en asuntos mundanos, para obtener ventajas políticas y económicas.
México es un ejemplo. En 1992 presionó para que se minara el Estado laico. Maniobró para que se revirtiera una parte central de las Leyes de Reforma y se otorgaran derechos políticos y de posesión a los sacerdotes y a las iglesias. Wojtyla  incluso permitió que los obispos mexicanos amenazaran con una huelga de cultos, igual a la que desencadenó la Guerra Cristera.
Pero un caso paradigmático ocurrió en 1983, cuando Juan Pablo II visitó Nicaragua. Había triunfado la revolución sandinista, y entre los ministros del nuevo gobierno estaba el sacerdote Ernesto Cardenal, que ocupaba la cartera de Cultura. Durante el acto protocolario de bienvenida y en una transmisión en vivo, Wojtyla regañó al secretario de Estado por sostener postulados apóstatas y lo urgió a que “regularizara su situación”.
Las palabras que no tuvo contra Pinochet las tuvo contra Cardenal.

Primero establece el autor la invasión del Estado Laico en México, pero le parece bien a este autor que un sacerdote, por muy culto y poeta que sea, sí despache en oficina pública en Nicaragua. Allá sí, aquí no. Se ve que aún duele el 130 constitucional y su reforma, cabria decir que la Iglesia Católica no es la única organización/asociación religiosa en México que ha encontrado un marco jurídico propicio a partir de esta reforma. Muchas otras denominaciones religiosas tienen hoy una más justa y correcta relación con el Estado Mexicano. Ojalá nos compartiera también la autorización por escrito, o de modo verbal, que dio el ahora Santo para que los obispos mexicanos "amenazaran" con una huelga de cultos. Me parece más una postura "conspiracionista" para marcar una suposición que mostrar algo que realmente sucedió real; puede que me equivoque pero estaría muy bien fundamentar los párrafos ¿no lo creen así? ¿Cabe además preguntar cuáles son las ventajas políticas y económicas que se obtuvo Karol Wojtyla con su supuesta intromisión? El Papa fue siempre una voz moral, pero pocas veces escuchada por la comunidad de líderes internacionales. Si el Papa tuviera tanto poder como se le atribuye en términos de injerencia ¿por qué se bombardeó Kosovo a pesar de su pública negativa?

¿Por qué no tratar igual a Pinochet y a Cardenal? Fácil, uno es sacerdote, el otro no. Si bien el Papa no es el "jefe" de los sacerdotes, es la máxima autoridad en la Iglesia, y la Iglesia ha tenido una postura muy clara con que los sacerdotes no sean activos participantes en Política (el caso de Fernando Lugo en Paraguay, quien dejó de ser Obispo por su intención presidencial sería el más claro; mayor información es este adecuado artículo del Sacerdote Pedro María Reyes).

7. Más poder a los poderosos

Dice el autor:

Juan Pablo II solía criticar los grandes problemas del mundo, pero sin señalar culpables con nombre y apellido. Jamás denunció, por ejemplo, a ninguna trasnacional explotadora ni se confrontó con los grandes acaparadores de capital.
Lo mismo hizo hacia dentro del Vaticano: fortaleció a su séquito, que se empoderó de la institución y la burocratizó a niveles colosales. En ese marasmo se perdían solicitudes de ayuda, denuncias de nepotismo y solicitudes de los católicos de base. Este problema les estalló a Ratzinger y a Bergoglio. Éste último creó una comisión para indagar a profundidad y renovar ese entramado. Hasta el momento calculan 58 recomendaciones.
¿La función del Papa es señalar culpables y trasnacionales? No sabía que fuera inherente al cargo que desempeña.

En las ya mencionadas encíclicas sociales del ahora Santo (en el punto no. 5 de este post) puede conocerse la postura del Papa Wojtyla respecto el capitalismo al que, contrario a lo que se piensa, nunca defendió a ultranza. Estos comentarios nos conducen a considerar la Iglesia y a su autoridad terrenal máxima como una organización de corte político y como hemos dicho esto es reducir su misión y presencia en el mundo actual.

La burocratización de la curia romana, por otro lado, ha sido un tema recurrente de varios pontificados. No solamente de los últimos tres que hemos vivido, pero el autor se empeña en mencionar que esto es responsabilidad directa de Wojtyla. Basta un ejemplo para mostrar que el Papa Wojtyla no era el favoritista que describe Ortega Prado. Es el caso del Cardenal Martini con el que el Papa Wojtyla no siempre coincidía pero que fue claramente nombrado por Juan Pablo II para una de las diócesis más fuertes, Milán. Andrea Riccardi, en su biografía, nos presenta este ir y venir que nos quita la idea de un Papa que busca la aceptación de los inmediatos.

Tal vez, este lugar común, sea el más débil de todos los que presenta el autor de Proceso.


8. Ataque a los derechos sexuales

Dice el autor:

Cuando Juan Pablo II subió al pontificado rechazaba el condón; no existía el sida. Tres años después, cuando se detectaron los primeros casos de VIH, siguió rechazando el preservativo. Cuando se convirtió en una pandemia, continuó repudiando al condón. “Él probablemente contribuyó más a la propagación de la enfermedad que la industria del transporte terrestre y la prostitución juntos”, asentó la revista londinense New Statesman. El articulista Nicholas Kristoff, de The New York Times, consideró que arremeter contra el preservativo era uno de los peores errores en la historia de la iglesia.
La homosexualidad fue otro de sus temas predilectos: es un pecado, afirmó, y punto.
El rechazo a que las mujeres decidieran sobre su cuerpo también fue uno de sus postulados. Ni hablar de incorporarlas a puestos de dirección en la curia u ordenarlas sacerdotes (aunque la Biblia no haga la menor restricción al respecto).
Abominó también de las relaciones sexuales prematrimoniales y de la masturbación, sin atender a los argumentos científicos o sociales. Y lo mismo con su fijación por el celibato sacerdotal, una represión que se ha comprobado que puede fomentar el abuso contra menores.
Vamos precisando que los así llamados "derechos sexuales", aunque impulsados por ideologías determinadas, no están aceptados y reconocidos por la Organización de Naciones Unidas, según nota reciente del 18 de abril de 2014 (puede verse aquí). Este conjunto de "neo derechos" busca impulsarse desde la mitad de la década de los 90, a través de conferencias internacionales y con presiones de ámbitos internacionales pero no ha logrado el consenso respectivo ni forma parte de la Declaración de Derechos Humanos; que no le engañen con este tema estimado lector. La noción de "ataque" nos habla de oponerse a algo que es mundialmente aceptado y recomendado, nada más lejos de la verdad, pues como podemos ver es aún una propuesta que se impone por agendas económicas determinadas (para darnos una idea pensemos en el negocio que significa la anticoncepción o el aborto). 

Por otro lado, el tema del rechazo del preservativo de fondo consiste en un rechazo del Magisterio de la Iglesia, no solo de Juan Pablo II, de la disociación actual entre los fines unitivo y procreativo del acto sexual que es incluso desvinculado de la esfera propia del matrimonio. Y en el tema de propiciar la enfermedad, encontramos una nueva contradicción de la izquierda "progresista". Durante la vida del Papa Wojtyla, diversos voceros y medios de comunicación, se dedicaban a decir que las y los jóvenes no seguían sus recomendaciones en términos de moral sexual aunque le siguieran por el mundo. Pero ahora resulta que siempre sí le seguían y no recurrían al preservativo por una especie de presión moral que el Papa ejercía sobre los fieles. La verdadera razón de la epidemia que la enfermedad significa se relaciona más a los comportamientos sexuales y de otra índole (como pude ser el uso de agujas en temas de adicciones) de las personas afectadas, así como a la promoción de la promiscuidad bajo la bandera del así llamado "sexo seguro". De igual forma, diversos estudios corroboran que el uso del preservativo puede tener una eficacia relativa en la prevención del contagio de la enfermedad (sobre dichos estudios puede verse en www.sexoseguro.mx la referencia correspondiente). 

Para una mejor comprensión del rol de la mujer, el mejor punto de partida sería revisar la Carta Apostólica Mulieris Dignitatem, pero vemos que el autor del texto no pasa por este escrito fundamental para comprender la visión del Santo Padre y de la Iglesia (visión que ha sido comentada recientemente por el Papa Francisco en diversas ocasiones). Como una prueba de la confianza del Papa en la mujer, está el nombramiento de Mary Ann Glendon como su representante personal y del Vaticano para la Conferencia Internacional de la Mujer en 1994. 

Sería bueno, preguntar al autor ¿cuáles son los argumentos científicos o sociales que explican los beneficios de las relaciones sexuales prematrimoniales? Pues vemos muchos esfuerzos actuales englobados en arrancar la sexualidad de la vanalidad y la artificialidad con la que se le trata hoy; más allá del rechazo del preservativo, los católicos propugnamos por una  una verdadera educación integral de la sexualidad humana que no desvincule las implicaciones sociales y morales del ejercicio de la misma. En eso, no solo coincidimos los católicos, sino diversos grupos de mentalidad diversa, como pudiera ser el comunitarismo de Etzioni o incluso la denuncia del "sexo plástico" de la actualidad a cargo del no creyente Anthony Giddens. 

Pero el broche de oro es una verdadera joya de falta de rigor, ¿cuál es la prueba de que el celibato fomenta el abuso sexual contra menores? Sería genial que expusiera el autor sus fuentes y que nos explicara también por qué, en otros ámbitos, donde no hay celibato se presenta el fenómeno a cargo de otros actores sociales e inclusive miembros de la propia familia. El comentario acude a alimentar el tema de la falta de respuesta de la Iglesia a los escándalos de abuso sexual, considero que está la Iglesia dando los pasos necesarios sin que eso suponga conceder a cumplir con la agenda del progresismo adolescente de izquierda (para ver este tema el enlace directo a la página web del vaticano donde pueden encontrarse las reformas y ajustes que la Iglesia ha venido implementando desde los últimos años del pontificado del ahora Santo).

Este hombre, sin embargo y como corolario a estas dos entradas en el blog, es Santo aunque le pese al Sr. Ortega Prado y a la revista que lo publica. Y es Santo por su testimonio de la Fe. Decía Chesterton que un Santo es la contradicción (el polo opuesto, sino mal recuerdo) de su época, no hay más claro ejemplo de contradicción, de oposición y de resistencia al falso progreso humano que el Pontificado de este Papa venido de un país lejano.

¡San Juan Pablo II, Magno, ruega por nosotros y 
ayúdanos a ser siempre fieles!

sábado, abril 26

Juan Pablo II es Santo (Primera parte)



El afanado "progresismo" autofundante atacó de nuevo; en un viejo texto que ahora resurge, en el contexto de las canonizaciones papales que estamos por celebrar en unas cuantas horas, podemos entender sus profundos arrebatos y sus expresiones que más parecen un berrinche infantil que una crítica a conciencia. Me parece que aún con mis profundas diferencias con voces sumamente críticas de la Iglesia en México, aquí nos hemos topado con un manoteo en la mesa muy emotivo pero poco certero; noto incluso un poco más de profesionalismo en las plumas de Blancarte y de Barranco, que en la que ahora me he topado y que suscita mi respuesta.

La revista mexicana Proceso publicó en octubre de 2013 un artículo en el contexto del anuncio de la canonización de Juan Pablo II; el texto es pluma de Juan Carlos Ortega Prado (@JCOrtegaPrado). Puede verse aquí. Esgrime este autor, más con afecto que con inteligencia, sus ocho razones para no considerar Santo a Karol Wojtyla; como en otras ocasiones, con textos igual de "bien intencionados", me llama la atención que no se presentan pruebas de las acusaciones e interpretaciones que se hacen en el amparo de la "libertad de expresión" y en la profesión que ejercen quienes escriben; asumen qué, como periodistas, pueden expresar lo que gustan y lo que quieren sin verdaderamente respaldar su trabajo y sus palabras. Son además, los propuestos ocho puntos, lugares comunes del pensamiento autonombrado de "izquierda"; no dejan de repertir lo mismo como un monólogo ofuscado, quizá aún dolido por las estocadas finales que Wojtyla esgrimió a la utopía socialista desde su ínfima concepción antropológica.

Vamos por partes, tratemos de comentar los cuatro primeros puntos que nos presenta, como verdades sin prueba, Ortega Prado, pero de inicio algunos detalles que llaman la atención a modo de introducción a esta respuesta.

Afirma el autor que la Iglesia "puede decir lo que quiera", pero eso no indicaría la santidad de Juan Pablo II. Si la Iglesia puede decir lo que quiera, entonces ¿cuál es la inconformidad? A fin de cuentas ella puede decidir por sí misma y sobre sí misma desde una perspectiva eminentemente humana, ¿no es ese es un "derecho" de toda organización? Es esta una intolerancia disfrazada de tolerancia, como si dijera que tienen libertad de decir lo que gusten y manden pero lo que dicen debería mejor no decirse, ¿y luego? Este breve pero ilustrativo inicio nos revela una vertiente actual de pensamiento, tanto furor provoca la Iglesia aunque dicen que es una "organización" anacrónica, en la cual se busca que la Iglesia hable únicamente para "adentro" de sí misma y cuando así conviene, en este caso, al autor del texto. Inclusive este hablar para "adentro" no puede tolerarse. Se busca, sin decirlo abiertamente, que la Iglesia simple y llanamente ya no hable; el silencio pretendido de la Iglesia sería sin duda el paraíso terrenal de quienes le aborrecen.

Por otro lado, algo que no tiene desperdicio para ver el nivel de berrinche experimentado es esta joya que ni el más grande jacobino se atrevería a expresar en público:

"Juan Pablo II no puede ser un ejemplo. Más allá de que ordenaba creer en cosas de las que no hay una sola prueba (dios o los dogmas)..."
El Papa no nos ordena a los creyentes a creer cosas imposibles a la razón a modo de reyezuelo encaprichado al que todos como una gran masa seguimos sin ton ni son; la autoridad de un Pontífice deviene de lo que nosotros hemos decidido, libremente, creer como miembros de la Iglesia. Yo no obedezco como fiel al Papa en turno en calidad de una autoridad humana, le obedezco en virtud de la conversión personal que he tenido y del encuentro con el Resucitado que ha instituido el ministerio de Pedro; le sigo en calidad de vicario de Jesucristo. Y él no me ordena creer en Dios o en los Dogmas, yo decido creer en ello y someto mi obediencia como fiel y como miembro de la Iglesia, que es muy diferente. El Papa confirma a los fieles en la Fe, no manipula a los fieles para cubrir sus personales caprichos; el poder de un Papa, es sobretodo un poder Moral, que está al servicio de todos. Que el autor del texto no crea en Dios o en los dogmas de la Fe es muy su problema, como muy mío el de saber si obedezco a alguien y encontrar las razones para dicha obediencia. La versión de una potestad omnipresente del Papa ha venido despareciendo por instancia de los últimos pontífices, desde quien rechazó la tiara en la habitual "coronación", ya en desuso, a la presentación del Papa Francisco sin la muceta hace más de un año.

Otro día podemos hablar de las pruebas de existencia de Dios, aunque anticipo que si se trata esto de buscar pruebas de corte positivista les voy confirmando que no las habrá, y eso no demerita en modo alguno la existencia de Dios aunque la ciencia material se quede inconforme.


1. Protección a Marcial Maciel y a los curas pederastas.

Dice el autor:

Su omisión a la hora de denunciar a curas pederastas (muy notoriamente el mexicano Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo) no sólo es falta de santidad, sino un delito.
Durante años, centenas de víctimas escribieron directamente a Juan Pablo II para denunciar las violaciones y estupros que habían sufrido por parte de sacerdotes. Le daban fechas, nombres y versiones coherentes. Cerró los ojos, y siguió aceptando el dinero que venía de los Legionarios y organizaciones parecidas.
Otro caso fue el del otrora cardenal de Boston Bernard Law, que fue demandado 450 veces por encubrir a sacerdotes pedófilos. En 2002, tras entrevistarse con Juan Pablo II, renunció a su arzobispado… pero fue cobijado por la Iglesia, que lo hizo responsable de una de las parroquias más hermosas e importantes del mundo: Santa Maria Maggiore, en Roma. Apenas en marzo pasado el papa Francisco lo removió.

Ya pasamos por estas objeciones desde el momento de la Beatificación; con este espinoso y doloroso tema que sin duda ha afectado a la Iglesia quiere mancharse, con causa y saña, la memoria de un hombre inocente. Hasta el momento nadie, y eso es curioso, ha afirmado que mencionó en forma directa, de manera presencial, el caso con el Papa y que este se haya mantenido indiferente. Eso no puede, en modo alguno, evitar el justo reproche a la ineficiencia vaticana para enfrentar esta dolorosa situación; pero no comprueba en forma alguna las acusaciones que se han planteado. Hace unos días el portavoz vaticano en la era de Wojtyla ha confirmado que hacia la recta final de su vida el Santo Padre estuvo en conocimiento, y por ello de acuerdo, de la reapertura del caso que derivó en la sanción al Fundador de la Legión y a la visita apostólica ya bajo el pontificado de Benedicto XVI (puede verse la nota aquí).

Considero que puede ser productivo referir al lector a las reseñas presentes en algunos textos:

ALAZRAKI, Valentina., La Luz Eterna de Juan Pablo II., Ed. Planeta., México, 2010. En especial las páginas 263 a la 282.

RICCARDI, Andrea., Juan Pablo II. La biografía., San Pablo., México., 2011. En especial las páginas 533-535.

RODARI, Paolo, y TORNIELLI, Andrea., En Defensa del Papa., Ediciones Martínez Roca., México., 2011. En especial las páginas 259 a la 290.

WEIGEL, George., Juan Pablo II. El Final y el Principio., Ed. Planteta-Testimonio., Barcelona, 2011. En especial 509 a la 511.

Por último, dos consideraciones a este respecto. Es verdaderamente crucial conocer la entrevista con Justo Mullor, ex nuncio apostólico en México, quien de manera decidida afrontó el tema dando a conocer el caso en Roma, puede leerse en este enlace. También es necesario conocer un detalle, para mí significativo, las palabras del Propio Pontífice cuestionado cuando en uno de sus últimos textos, "¡Levantaos!, ¡Vamos!", no da un público reconocimiento a la Legión de Cristo como podría esperarse en caso de ser un "encubridor"; sobre este tema me he pronunciado anteriorimente en este blog, en la entrada Continuando y ampliando la memoria.

No puedo, además, dejar de mencionar la grave equivocación respecto al Cardenal Law, que comete el autor del texto en Proceso.

El autor admite que después de la entrevista con Juan Pablo II Bernard Law renunció a su puesto como Arzobispo de la diócesis americana a él confiada. ¿No que el Papa no hizo nada? Si no hizo nada ¿por qué después de la reunión el Arzobispo encumbrado renuncia? Después afirma que el Papa Francisco lo remueve del puesto asignado por el Vaticano, pero esto es una equivocación grave ya que el Arzobispo se retiró de las funciones en la Basílica que refiere el autor en Noviembre de 2011, prácticamente dos años antes de la elección de Jorge Mario Bergoglio a la Sede de Pedro ¿Cómo el Papa actual puede remover de un puesto a quien ya no lo ejerce? Falta rigor periodístico para encontrar verdaderamente la nota. De igual forma, aunque corrieron versiones del así llamado "encuentro incómodo" entre el Papa Francisco y el retirado Cardenal Law, el mismo National Catholic Reporter (medio al que no podríamos calificar como "tradicionalista" en el lenguaje de "izquierda"), publicó en el mismo mes de marzo la desmentida de las autoridades vaticanas; la nota puede verse aquí).


2. Apoyo a las dictaduras

Dice el autor:

Otro de los magnos pecados del carismático Juan Pablo II. Las palabras de rechazo que tenía para los homosexuales o para quienes usan condón no las tuvo contra Pinochet o Fidel Castro.
En 1987, Wojtyla fue a Chile. Y el 2 de abril, junto al golpista Pinochet, salió al balcón principal del Palacio presidencial de la Moneda a saludar a la multitud. Años después, el secretario personal del papa, Estanislao Dziwisz, dijo que el pontífice había sido tomado por sorpresa y obligado a salir junto al dictador. Es lo de menos, ni ahí ni nunca rechazó la dictadura, que dejó unos 30 mil muertos.

Sería bueno que el autor nos mostrara las citas en las cuales el Papa Juan Pablo II rechaza a las personas homosexuales o a aquellos que utilizan preservativos. Las he buscado con ganas y no encuentro un solo texto donde se rechace a las personas. La Iglesia, en virtud de la Verdad a la cual sirve, no condena al pecador sino al pecado. Si el autor hubiera puesto atención en sus clases de catecismo, si es que acudió a ellas de pequeño, seguramente recordaría este precepto de vital importancia. Que no se esté de acuerdo con cierta conducta no quiere decir que se rechace a la persona; se le solicita al autor que revise el catecismo de la Iglesia, publicado en el pontificado de Juan Pablo II, y nos indique también en dónde se rechaza a las personas como él afirma.

El Papa no es una figura política, y considerarlo en dicha óptica es reducir su papel. Si bien el autor menciona dos casos, uno de "derecha" y uno de "izquierda", solo nos presenta el matiz de la visita chilena, donde reconoce el engaño al que fue llevado el Papa, pero no le da importancia en términos de qué aparecer de repente ante una multitud implicaba atender con su presencia a quienes habían esperado para verle. Su presencia en el balcón en La Moneda no valida en sí misma la conducta del dictador. Es como pensar que si Jesús se presentaba en público con pecadores era que validaba la conducta del pecado y lo autoafirmaba. Nada más equivocado, sería bueno también para el autor consultar el Nuevo Testamento, hay muchos casos en los que Jesús está públicamente en presencia de pecadores a los que les pide, mediante su ejemplo, una verdadera conversión. Si el pecador oía el llamado, era otro asunto. El Papa se presentó también ante Fidel Castro, pero como este líder político es gurú de la revista donde publica el autor del texto, no se mencionan los muertos que también se han presentado bajo el régimen castrista; cosa curiosa, ¿no es cierto?

Pero, tampoco hay una lectura atenta de la visita del Papa a la que se refiere el autor. Aquí una muestra con claridad de que el Papa no permanece indiferente y aunque no menciona las cosas como seguramente el Señor Ortega Prado  lo haría, o sugiere que debería haberlo hecho, el Santo Padre lo hace desde la esfera que le es propia, el Anuncio del Evangelio.



3. El abaratamiento de las canonizaciones

Dice el autor:

Juan Pablo II dictó las reglas gracias a las cuales, ahora, califica para ser santo: vivir los valores católicos en grado heroico y haber realizado dos milagros. Rebajó la cantidad de milagros requeridos y, lo más importante, derogó la figura conocida como “abogado del diablo”, que era el encargado de investigar a profundidad la vida del beato y buscar si perpetró iniquidades en vida. Ahora sólo se puede hablar bien del candidato a santo. Paralelamente, el tiempo para canonizar se acortó. Transcurrirán sólo siete años de la muerte de Wojtyla a su entronización a los altares. Antes se requerían al menos 30 años, para poder observar el legado de la persona con perspectiva histórica. 
Este es un bonito ejemplo de la contradicción arriba mencionada. Las tesis del autor, seguramente, coinciden con un progresismo recalcitrante donde se quiere, pide y exige que la Iglesia sea más flexible y deje de ser "burócrata". Hay un círculo vicioso entonces pues si la Iglesia es firme se le acusa de cerrazón, y cuando la Iglesia actualiza sus propios procesos está mal que lo haga. No hay salida posible de esta vía circular. Poca comprensión de la Santidad, pues bajo la óptica de este texto, Juan XXIII no podría ser canonizado pues no se presentó el "segundo milagro", sino que ha sido una decisión directa del Papa Francisco y eso también estaría fuera de proporción. Seguramente sería bueno ahora presentar a la Revista Proceso a los candidatos a Santidad en lugar de llevar el caso con la congregación vaticana correspondiente. ¿Será que duele que se busque presentar la Santidad como un modo de vida ejemplar y cercano a la contradictoria realidad actual? Juan Pablo II beatificó y canonizó a muchos dignos representantes de la Iglesia justo para mostrarnos que la Santidad nos rodea y que puede ser una meta alcanzable en esta vida, no solamente en el futuro de la vida eterna. Proceso sí puede "canonizar" a los políticos de su orientación ideológica, pero la Iglesia estaría imposibilitada para pronunciarse sobre sus miembros. Además no me queda claro cuál es la fuente de donde el autor indica que se deroga la figura popularmente conocida como "abogado del Diablo", pues en términos técnicos hablamos del "promotor de la fe" que sigue presente desde la Constitución Apostólica de 1983 DIVINUS PERFECTIONIS MAGISTER, que puede consultarse aquí.

4. La suciedad irresoluta del Banco Ambrosiano

Dice el autor:

 Antes de que Juan Pablo II asumiera el papado (1978) comenzó el escándalo del banco Ambrosiano: lavado de dinero, fraude, vinculación con la mafia y hasta venta de armas en la que estaban inmiscuidos los directivos del Banco Vaticano y sacerdotes de la curia.
Juan Pablo II no pudo o no quiso solucionar el caso (de hecho, quienes estaban detenidos fueron hallados inocentes en 2007).
El asunto es harto importante por dos razones: analistas indicaron que la muerte de Juan Pablo I en 1978 (antecesor de Wojtyla) podía estar relacionada con el Ambrosiano. La otra razón es que el desastre financiero que implicó no se ha solventado. Incluso, una de las últimas decisiones del entonces papa Benedicto XVI —nombrar un nuevo director del nuevo banco Vaticano— muy probablemente estuvo relacionada con su renuncia al pontificado, si se da crédito a los documentos de Vatileaks.
Último punto de hoy, para no hacer más cansado este tema al lector que amablemente me ha seguido hasta ahora.

Sin entrar en mucho debate el autor dice "no pudo o no quiso", con el resto de su afirmación nos queda claro que él, sin dar prueba alguna, se decanta por la segunda posibilidad.  Solo haría en este sentido dos preguntas:  ¿y si no pudo el Papa resolverlo? Se piensa que el Papa es un mago y debe solucionar todo problema tronando los dedos, pero deberíamos revisar a detalle cuál fue su proceder más allá de la pura descalificación. Aquí me parece que hay que aclarar que un Santo no es una persona que no comete equivocaciones o que es siempre capaz de tomar la mejor decisión, la Santidad de una persona no juega en esa cancha. Por otro lado, ¿no sería necesario además, para una verdadera crítica, enfrentar las dos opciones que el propio autor brinda? Desde luego que eso no vendería, hay que dejar la duda en el lector y de paso revivir la leyenda negra del asesinato de Juan Pablo I más cierta para los best sellers de aquella época que para la realidad misma. Las últimas anotaciones del Diario de Albino Luciani pueden mostrar que hay otros designios que un autor de Proceso podrían calificar de supercherías, pero que nos hacen pensar a los creyentes que todo tiene una razón en el Plan de Dios sobre su Iglesia y para su Iglesia. Otro día con gusto nos concentramos en el caso del IOR, mismo que ha estado ciertamente movido en los últimos tiempos pero que muestra el compromiso de la Iglesia de ir transparentando este organismo que no queda justificado en claridad aún ni siquiera en tiempos del Papa Francisco.

Hasta aquí la primera parte, con la finalidad de no aburrir al lector, prosigo con estos comentarios la próxima semana (una vez, por cierto, pasada la Canonización). 

miércoles, abril 16

Diario de Lectura


Leí hace ya algunos años algunos de los pequeños grandes textos de Espacios para la Lectura, una colección especial del Fondo de Cultura Económica. En diversos autores y propuestas encontré un mundo de detalles y consideraciones que nunca hubiera podido reflexionar enteramente por mí mismo; considero, sin duda, el encuentro con estos autores, y con este trabajo editorial de colección, como una de las mejores inversiones de mi vida. Aún hoy sigo cosechando las reflexiones que se plantaron en mi interior y que apenas van dando fruto. Para muestra un botón. 

Algunos extractos de "El Ambiente de la Lectura" de Aidan, Chambers (sobre el autor podrá el lector consultar algunas de las entradas pasadas en este espacio: "Lecturas", "Dime. Un enfoque necesario para México"):

Olvidar es parte de leer; recordar lo que hemos olvidado es uno de sus placeres. Podemos olvidar incidentes o personajes o cómo va la historia. Y pocos recordamos todos los libros que hemos leído. Por ello, releemos los que más hemos disfrutado. Al releer recuperamos lo que disfrutamos por primera vez y descubrimos detalles que no habíamos notado antes y que nos permiten un entendimiento profundo, una visión distinta del libro. 
Si leer no afecta nuestras vidas, no nos cambia o influye en nuestro comportamiento, entonces no es más que una pasatiempo que difícilmente vale toda la atención que le dedicamos. Pero si la lectura afecta nuestra vida emocional, intelectual, éticamente -y en otras mil formas--,  como creo que lo hace, entonces sí importa que libros ponemos en nuestra cabeza. Y si es importante lo que ponemos en nuestra cabeza, entonces vale la pena recordar que libros fueron. 
Cuando lo leí recordé aquella máxima de Borges, que ahora parafraseo, "uno no es grande por lo que escribe sino por lo que lee". ¿Qué leo y cómo soy cuándo leo? ha sido una de las preguntas más hondas sobre mí mismo, y para ello inicié hace algún tiempo un orden en las lecturas que me presento como reto en cada ocasión de terminar un texto. Este blog es reflejo incluso de ese movimiento personal de tratar de dejar constancia de quien fuí y de lo que pensé cuando me encontré con un autor, un concepto, una idea. 

Llevo ya algún tiempo con mi diario de lectura a sugerencia de Chambers, por lo menos he tomado nota puntual de los textos que he estado leyendo, más allá del ejercicio del libro del mes que he pretendido delinear en Plan de Lectura 2014. Pero ayer encontré algo, que si bien pudiera considerarse un lujo, da mucho más orden a mis intensiones de registro y de acompañamiento. Me parece que la importancia de un formato es necesaria al hecho mismo de registrar algo de lo que se desea dejar constancia, sin embargo creo que no lo había pensado claramente. Porque cuando leo me parece que afino lo que soy, considero que puedo heredar a otros,  en particular a los míos sobre todos, la experiencia de mi viaje literario; este viaje especial que ha acompañado mi vida y que me ha permitido conocerme.


Como usuario/cliente he tenido mis encuentros y desencuentros con Moleskine, pero la conformación de estos diarios de lectura han sido probablemente una de sus más grandes genialidades y creo que es un producto que cumple con aquello de satisfacer una necesidad y no inventarla. No sucede así con todos sus productos.  Habemos muchos que deseamos registrar y ellos apoyan el cómo hacerlo con una idea sencilla. No tengo afanes comerciales con estas ideas, únicamente compartir y dejar constancia que he encontrado un medio para continuar mi pasión y darle un marco más adecuado. 



En cuanto complete el primer cuaderno en esta modalidad, les compartiré por aquí la experiencia de registro. La pasión está, el medio ha llegado; ahora el reto es personal: ¡se llama constancia!