sábado, enero 25

Comienzos de un 2014

Ha sido un tanto vorágine. Ritmo, movimiento, pero también una importante época de celebraciones en mi vida. Un nuevo año es un nuevo inicio, pero también debe ser un momento para reflexionar que no todo en la vida es nuevo y no todo lo nuevo es en sí mismo valioso. Hay cosas que perduran, hay situaciones que van evolucionando favorablemente. Hay otros asuntos tan añejos como uno mismo, que a uno no le conviene, ni por mucho, dejar pasar. Pues no todo lo que pasa deja en sí mismo de ser importante. 

La vida como ir y venir, pero también como dejar y conservar, despedirse y aferrarse, olvido y permanencia. 

¿A qué nos aferramos cada uno de nosotros? Valdría la pena preguntarlo, valdría la pena meditarlo. Hay cosas, situaciones, emociones, personas, anhelos, sueños, ideales que nos permiten plantar cara al tiempo y al destino inevitable que nos espera, y en ocasiones nuestro apego a estas importantes realidades es verdaderamente frágil; en cambio, hay cosas mucho menos importantes a las que solemos "pegarnos" pensando, y penando, que sin ellas la vida no será la misma. Siempre existe la invitación a la balanza de la vida, siempre está la posibilidad de sopesar lo verdaderamente significativo y elegirlo a pesar de las múltiples distracciones que nos rodean en estos tiempos. 

He iniciado un nuevo año en mi vida, pero hemos iniciado también, mi esposa y yo una nueva etapa en nuestra vida. Hemos consolidado ya 5 años juntos como matrimonio, ante Dios y ante los hombres. Motivo grande de celebración cuando los medios oficiales de la vida presente nos indican que los matrimonios hoy por hoy no suelen durar ni dos años. Ahí vamos, día con día, combinando las "hieles o las mieles sabrosas" como dice el poema que hoy uno de nuestros hijos ensaya para su escuela. Lo maravilloso de todo es que reconocemos que esta gracia especial que vivimos no nos viene por nuestros propios méritos y esfuerzos, sino por DON de DIOS. Nuestros propios esfuerzos estarían condenados al fracaso, y es un consuelo enorme saber que en nuestro matrimonio no solo es alianza de uno con una, sino de uno y una en conjunto con quien nos ha dado todo lo que somos y tenemos. ¡Demos gracias a Dios!



Hace 5 años este templo xalapeño dedicado a San José, nos recibía; recientemente le hemos visitado, no solo como nostalgia sino como un verdadero trampolín para todo lo que viene, porque nuestra vida juntos apenas ha iniciado y aún nos falta mucho por recorrer. Los hijos y nuestro proyecto como pareja habrán de marcar el rumbo para los años venideros.